El entrenador portugués José Mourinho ascendió una vez más al paraíso del fútbol al conquistar la final de la Conference League en Tirana contra el Feyenoord. El equipo italiano ganó el primer título europeo de su historia después de una temporada complicada. El partido terminó 1-0 gracias al gol de Nicoló Zaniolo.
Y entre los futbolistas, un protagonista, porque José Mourinho lo volvió a hacer. Alcanzó un resultado increíble con un equipo en búsqueda de su primer triunfo a nivel continental. Aunque la Conference League representa solamente la tercera competición europea en orden de importancia, el entrenador lusitano logró conquistar un trofeo inesperado para un club que nunca obtuvo reconocimientos de esta categoría. El mejor resultado alcanzado por la Roma fue una final de Champions League que perdió en los penaltis contra el Liverpool, en el 1984. Mourinho se convierte así en el único entrenador de la historia en haber ganado las tres competiciones principales del panorama europeo. Dos Champions League (Oporto e Inter de Milán), dos Europa League (Oporto y Manchester United) y ahora la Conference League con la Roma.
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El camino del conjunto italiano en la competición europea fue complicado. Los días más difíciles llegaron después de la derrota por 6-1 contra el modesto equipo del Bodo Glimt en la fase de grupos. Después el destino decidió dar una revancha a los de Mourinho, regalando un nuevo enfrentamiento entre los dos equipos en cuartos de final. Esta vez la Roma, después de haber perdido la ida por 2-1, goleó a los noruegos en la vuelta, accediendo a semifinales, dónde derrotaron a los ingleses del Leicester para llegar a la final contra los holandeses.
En la noche de Tirana la Roma salió al campo como el típico equipo de Mourinho, con el hambre de quien quiere comerse al rival para dejar claro que no hay otras opciones que la victoria. Las pocas ocasiones fueron suficientes para rematar al Feyenoord. Las lágrimas de las semifinales de Mourinho demostraron, una vez más, el compromiso con sus jugadores y con su afición, que volvió a verse tras el pitido final de este miércoles.
El único título europeo que le falta al luso es la Supercopa Europea, competición que perdió dos veces (Oporto y Manchester United). Si alguien habría podido triunfar con un equipo sin ninguna historia europea como la del conjunto italiano, solo podría haber sido el portugués. Su carisma y sus métodos, su relación con el vestuario y con la prensa siempre lo distinguieron de otros entrenadores. Dio identidad a un equipo apagado, y pese a un quinto puesto en la liga nacional, logró levantar los ánimos de una ciudad entera para ganar la primera edición de la Conference League.
The Special One siempre fue de los que transformaba lo imposible en posible. Lo hizo con el Oporto en 2004 ganando una Champions League que nunca olvidará. Igualmente se repitió en el Inter en 2010, dónde alcanzó niveles que lo elevaron a un estatus de leyenda con la conquista del triplete en la era del ‘mejor’ Guardiola de siempre en el Barcelona y que le acabó llevando al Real Madrid.
A pesar de ser recordado por su personaje atípico, por sus inverosímiles ruedas de prensa o por sus actitudes en el vestuario, el portugués será recordado por los títulos, por lo obtenido en el campo. Mou es así, o lo amas o lo odias, aunque suele pasar que la primera opción sólo la eligen los que disfrutan de sus prestaciones.
