¿Tedremos un año de altibajos en el COVID?
Es probable es que el impacto económico y social de la pandemia pueda irse diluyendo, asegura Enrique Quintana.
¿Será acaso el 2022 un año de altibajos en lo relativo a la pandemia?
Antes de responder a esta pregunta, permítame ofrecerle algunos datos recientes. El número de nuevos contagios diarios a nivel mundial en esta nueva ola finalmente ha empezado a bajar.
El nivel más alto, considerando promedios de siete días, ocurrió el pasado 25 de enero con 3.43 nuevos contagios. La cifra más reciente es de 2.90 millones, lo que significa un retroceso de 15 por ciento.
En el país en el cual hubo el mayor número de contagios, Estados Unidos, el periodo de reducción es todavía mayor. El pico más alto ocurrió el 16 de enero con poco más de 800 mil contagios en tanto que la cifra más reciente está un 60 por ciento por abajo y claramente la tendencia es a descender.
En el caso de México las cifras no son del todo claras. Pareciera que el nivel de contagios que se contabiliza está influido fuertemente por la disponibilidad de pruebas, lo cual impide observar una tendencia clara como la hay en otros países.
Con esta reserva, se puede observar que el nivel más alto de los contagios (usando también promedios de siete días) ocurrió también el 25 de enero, con cerca de 50 mil nuevos contagios y ya nos encontramos un 33 por ciento por abajo.
Incluso en Dinamarca, país en el cual se estudió la difusión de la variante BA.2 de ómicron, ya también se observa una tendencia a la baja, pues el nivel registrado es cerca de 10 por ciento menor al que se registró hace una semana.
Hay que subrayar que los datos de hospitalizaciones y fallecimientos, usualmente siguen la misma tendencia que los contagios, pero con un retraso de dos a tres semanas.
Por esa razón, en México tuvimos esta semana niveles elevados de fallecidos, pese al aparente cambio de tendencia de los contagios.
Y, es probable que todavía tarde un poco en bajar el número de fallecidos. Pese a todos estos factores no está claro que la pandemia esté ya en ruta de extinguirse.
El problema principal es el riesgo de que aparezcan otras mutaciones de preocupación.
La posibilidad de qué aparezcan nuevas variantes o incluso sub variantes, como las que han aparecido de ómicron, es mayor en la medida que el volumen total de contagios todavía sea muy elevado.Las variantes o sub variantes derivan de “errores” a la hora de que el virus se duplica. La mayor parte de las nuevas secuencias genéticas que surgen no prosperan, pero algunas pueden tener más capacidad que la variedad original para reproducirse, contagiando a más personas.
En la medida que más “errores” existen, habrá mayores posibilidades de que alguno de ellos produzca una variante que incluso eventualmente pudiera eludir la inmunidad producida, sea por las vacunas o bien por los contagios de las variedades anteriores.
Veamos un antecedente de cómo terminó una pandemia.
En febrero de 1918 se ubica el comienzo de la pandemia de la influenza española. Se estima que haya terminado en abril de 1920, tras poco más de dos años de devastación.
Aunque los datos son poco precisos. Se estima que se hayan contagiado cerca de 500 millones de personas, lo que representó poco más de la cuarta parta de la población mundial.
Algo equivalente hoy sería un contagio de casi 2 mil millones.
Algunas estimaciones del presente no están lejos de esa cifra.
En ese entonces, el fin de la pandemia ocurrió por la inmunidad derivada de los numerosos contagios pues no se desarrolló ninguna vacuna.
Por esa razón, también fue muy alto el número de fallecidos, que se estima en una cifra de entre 50 a 100 millones. Para ponerlo en proporciones actuales, equivaldría a que el covid matara a una cifra de 200 a 400 millones.
A la ventaja de que hoy sí hay vacunas hay que sumar la desventaja de que la movilidad actual es mucho mayor lo que que dispara los contagios y las mutaciones de manera mucho más rápida.
Estas dos fuerzas: las mutaciones y su propagación rápida por un lado y la creciente vacunación por el otro, pueden generar altibajos en la pandemia, como los que se han observado en los meses recientes.
Si en el curso de este año surgiera una nueva variante, no sería imposible que observáramos otro incremento de la enfermedad, aunque probablemente con efectos menos graves que los producidos por las variantes iniciales y con más ‘armas’ para hacerles frente, tanto con vacunación como con tratamientos.
Por ello, a pesar de esa perspectiva, es probable es que el impacto económico y social de la pandemia pueda irse diluyendo… claro, siempre y cuando la política china de “cero covid” y los confinamientos que produce no generen nuevamente dislocamientos y fracturas en las cadenas de suministro mundial.
El tema es tan relevante que habrá que abordarlo de manera amplia próximamente.