Retrato preelectoral de otra España
Galicia y el País Vasco, que votan el 5 de abril, son dos bastiones inexpugnables del PP y el PNV donde no entra Vox. Viven una realidad paralela sin apenas crispación
La última vez que la política española se jugó en Galicia fue en 2009. En pleno caso Gürtel y tras su segunda derrota electoral contra José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy necesitaba una victoria en Galicia para frenar la revuelta interna que se estaba fraguando. Se volcó en esa campaña, y lo logró, ayudado por el empuje de Alberto Núñez Feijóo, que se presentaba por primera vez. El PP consiguió la mayoría absoluta por la mínima, después de cuatro años de bipartito PSOE-BNG. Desde ese momento, Galicia se instaló en una realidad política paralela en la que apenas tiene influencia lo que pasa en el resto de España. El PP se hundió más tarde en todo el país, menos allí. Ciudadanos y sobre todo Vox devoraron la base de los populares en todas partes: Andalucía, Madrid, Comunidad Valenciana, Murcia, hasta Castilla y León, pero no en Galicia, a pesar del declive del último año. Y la vuelta a las esencias del PP más españolista avanzó en todo el país, menos allí, donde Feijóo sigue defendiendo una visión del PP diferente, más transversal, que ha logrado garantizar éxitos electorales uno detrás de otro. Hasta ahora.