El Albacete se llevó una cómoda victoria ante un inoperante
Sporting en un partido en el que lo mejor fue el gol de Acuña en un chute desde su propio campo y en el que los aficionados rojiblancos pidieron en reiteradas ocasiones la dimisión del consejo de administración.
José Alberto apuntó la posibilidad de dar minutos a los jóvenes y cumplió con sus palabras, especialmente en el centro del campo, que estuvo formado por tres canteranos Cristian Salvador y Nacho Méndez, más habituales en anteriores partidos, y Pedro Díaz, para quien su primera titularidad con el primer equipo.
La lesión de Álex Alegría motivó un cambio de sistema y Djurdjevic volvió a ser el único delantero, mientras que el resto del equipo fue el habitual para un partido en el que los gijoneses no se jugaban nada más allá que dejar la mejor imagen posible.
El partido comenzó con gritos desde la grada pidiendo la dimisión del consejo de administración, que se libró de una bronca más sonora porque tan solo acudieron unos 11.000 espectadores.
El Albacete, por su parte, llegaba a El Molinón tras haber caído en casa ante el Granada, una derrota que le deja con muy pocas opciones de conseguir plaza de ascenso directo, y los primeros minutos del encuentro se desarrollaron en su mayor parte en el centro del campo, aunque con los manchegos con más posesión de balón.
La primera parte se desarrolló con un juego pausado por parte de los dos equipos, como si ninguno de los dos se jugase nada, especialmente el Albacete, que en ningún momento dio sensación de ir a por los tres puntos.
Los aficionados, pocos en esta ocasión en el municipal gijonés, pronto pusieron a Vijandi Garrido en el punto de mira por la notable diferencia en el número de faltas señaladas a uno y otro equipo y en especial por la rapidez con la que empezó a mostrar tarjetas, alguna por acciones que no parecían ni falta.
Peybernes no leyó la facilidad con la que el árbitro tiraba de tarjeta y en un minuto se fue a la calle por dos amarillas: la primera por una entrada a Nadal en un balón dividido en el área y la siguiente por agarrar en el área a Zozulia, lo que no solo supuso su expulsión, sino un penalti que aprovechó Eugeni para adelantar a su equipo.
La bronca en ese momento fue monumental, aunque las dos acciones fueron claras y Peybernes pudo haber jugado sus últimos minutos con el Sporting, porque a los rojiblancos solo les queda un partido, ante el Cádiz ya que el otro es ante el Reus, y su continuidad en las filas gijonesas no está clara.
El Albacete sin hacer nada del otro mundo se fue al descanso con ventaja en el marcador tras una primera parte en el que el único tiro entre los tres palos fue el penalti transformado por Eugeni.
Nada cambió en la segunda parte con el Albacete controlando el balón e imponiendo un ritmo de juego parsimonioso y un Sporting incapaz de dar dos pases seguidos y que seguía sin crear la más mínima ocasión de peligro.
El Albacete sentenció el partido con un espectacular gol de Acuña desde su propio campo en una acción en la que vio que el portero del Sporting, Dani Martín, estaba muy adelantado.
Probó suerte y la encontró, porque el guardameta rojiblanco no llegó a atajar el balón que se coló en la red.
Un gol que acabó con la moral de los rojiblancos y permitió al Albacete aumentar al control del juego ante la desesperación de los aficionados locales, que siguieron protestando la mayor parte de las decisiones arbitrales y también las numerosas pérdidas de tiempo del conjunto albaceteño.
Vijandi Garrido acabó desesperando a los dos equipos, porque en los últimos minutos fueron los jugadores del Albacete las víctimas de sus decisiones ante la ya ironía del público que en esos momentos todavía permanecía en el campo.
Al Sporting le queda todavía otra jornada de sufrimiento, puesto que llega al final de temporada completamente desfondado y sin ideas tras una temporada para olvidar.
