Los perdedores en el pleito Pipitos – Teletón - El Nuevo Diario
En la disputa pública entre la asociación Los Pipitos y la Fundación Teletón quedan aspectos por esclarecer, ligados a las causas del conflicto y en particular al manejo del dinero donado por la población nicaragüense y las empresas privadas.
Lo triste es que, independiente de cuándo se aclare todo y se alcance un acuerdo, el conflicto ha causado cierta desconfianza entre los ciudadanos y empresas que han hecho aportes laborales y económicos, lo cual podría eventualmente causar un deterioro en la atención a niños con discapacidad.
La ruptura de estas dos organizaciones implica decidir cuál se queda con seis de los centros de atención a la niñez con discapacidad, obtenidos con las donaciones del público. La asociación de padres de familia Los Pipitos inició este modelo de asistencia y durante tres décadas ha obtenido experiencia y conocimiento en este campo, con la colaboración de profesionales de la medicina, la sicología y otras especialidades. La Fundación Teletón, por su parte, creada hace 17 años para recaudar fondos, ha sido el intermediario entre los donantes y los beneficiarios que es la niñez atendida por Los Pipitos, imprimiendo cierta credibilidad al proceso de recaudación de fondos, además de administrar los mismos.
La distribución de este dinero es el motivo más visible de esta discordia. Los Pipitos empiezan a reclamar porque, según ellos, la directiva del Teletón ha aumentado la parte del dinero que usan para gastos administrativos, alegando que alcanzan casi el 40% de lo recaudado. Según Los Pipitos, entre 2012 y 2016, esta partida subió de US$80 mil a US$350 mil, aduciendo que con eso se reduce lo que se utiliza para los centros de atención a los niños.
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El Teletón alega que posee la marca reconocida para recaudar y, con la intención de ser transparente, administra los centros creados con las donaciones anuales. El Teletón, que ha afirmado que sus estados financieros son auditados por una empresa de reconocido prestigio y que el uso de los fondos que recauda se hace con total transparencia, ha pedido a la directiva de Los Pipitos que desaloje esas instalaciones, si quiere deshacer el acuerdo, y que solo se los entregaría si demuestra tener fondos garantizados para mantenerlos. Se sabe que los terrenos donde están los centros pertenecen a Los Pipitos y que el Teletón aportó las construcciones y equipamientos.
Los Pipitos aseguran que de su presupuesto anual, el 45% es aportado por el Teletón, no en efectivo, sino en bienes y servicios, como el pago a los especialistas y proveedores.
Hasta hace un año, al menos a la vista del público, estas organizaciones hacían un buen dueto, complementándose con sus labores; una supliendo fondos y la otra ampliando y mejorando la atención especial para más de 35 mil niños. Sin embargo, en algunos centros los padres de familia percibían un deterioro en la atención. Por ejemplo, el centro de Estimulación Temprana de Chinandega careció de fisioterapeuta durante tres meses y ahora este servicio solo lo brinda una vez al mes, revelaron los afectados tras hacerse público el desacuerdo.
El Ministerio de Gobernación tendrá la última palabra en este conflicto, si antes no llegan a un arreglo las dos directivas. Pero, el daño a la credibilidad de la colecta anual es severo, primero porque los nicaragüenses perciben que el pleito es por dinero y propiedades, al punto de poner en riesgo la atención a los beneficiarios; y segundo porque ha quedado la percepción de que buena parte del dinero donado (más de US$900 mil, en la última recaudación) ha tenido un uso poco claro. Los nicaragüenses presencian la disputa entre Los Pipitos y el Teletón sin conocer todo el trasfondo, y esto puede volver escépticos a muchos donantes. Sea cual fuere la resolución a la que lleguen estas organizaciones, si ese creciente escepticismo se traduce en menores recaudaciones, los más afectados serán los niños, por lo que esperamos se aclare pronto la desavenencia y que ambos antepongan sus intereses al bienestar de la niñez con discapacidad.