?La Armada Invencible?, novela metalera de Antonio Ortu?o estar? en la FIL
Antonio Ortu?o le mete estridencia de la buena en su reciente libro. Entre distorsi?n de guitarras, el bombardeo de bater?a y una voz poderosa, as? se presenta La Armada Invencible, cuarentones que quieren su reencuentro explosivo para emular los viejos tiempos ?cuando ?ramos j?venes, toc?bamos heavy y thrash metal y quer?amos sonar m?s densos y ensordecedores que un tanque de guerra hundido en lodo y asaltado desde cada flanco posible? (p?g. 15), as? lo dicta Juli?n, mejor conocido como Yulian, porque suena m?s rockero, como si fuera hijo de John Lennon, y es el primero de la banda en presentarse, el bajista, que no hay que demeritar a quienes tocan este instrumento: ?Los guitarristas siempre fueron muy pendejos: ?qui?n manda en Iron Maiden? ?Qui?n manda en Mot?rhead o Manowar? El bajista? (p?gs. 55 y 56). Y es Yulian quien nos presenta al vocalista Barry D?vila, feo ?el pinche cara de chango?, pero que se cuidaba, ?que se machacaba en el gym? para moverse como toda una estrella en el escenario. Despu?s al guitarrista Luis Armando Ceballos, ?El Mustaine?, quien le daba un aire al l?der de Megadeth, y enseguida al baterista Isa?as, quien carga con una oscura biograf?a. Las bandas se deshacen por algo, y he ah? de los ?ltimos enlistados, dos de las razones: el guitarrista que deja la banda por estudiar y renuncia a una gira por Europa y el baterista que le dice adi?s a este mundo. Pero hay m?s, porque en el cuero y el acero se nutren otras historias del dominio popular que hay que decirlo, los headbangers han sido sumamente respetuosos (como la sabida del vocalista Rob Halford de Judas Priest, pero tambi?n de otras m?s).
Porque hay mucho metal para dar y repartir, por algo hay un playlist entre los cap?tulos, que tienen t?tulos de celebradas canciones del rock pesado: ?Jump in the Fire? (Metallica), ?Peace Sells? (Megadeth), ?Belly of the Beast? (Anthrax), ?Never Say Die? (Black Sabbath), ?Electric Eye? (Judas Priest), ?Wasted Years? (Iron Maiden), ?I Want Out? (Helloween), ?Orgasmatron? (Mot?rhead), ?Black Wind, Fire and Steel? (Manowar) y Balls to the Wall (Accept). Aunque tambi?n implican significados en el desarrollo de los cap?tulos, por ejemplo eran las canciones que tocaban cuando eran los Paganos, ?Diez fusiles en l?nea, bien tocaditos? (p?g. 59), una banda de covers, previa a La Armada.
Y s?, es la banda de ficci?n y t?tulo de la obra, editada por Seix Barral, adem?s La Armada Invencible es un alegato heavymetalero de autor, mezcla de narraci?n con documental, puesto que otro personaje, Luisma, recoge los testimonios de esta banda underground que a?ora su t?o el ?Gordo? Aceves, due?o de un taller en donde se arma el regreso, y donde suceden otras cosas, pero eso ya es dar informaci?n de m?s.
El ?Gordo? Aceves entra en la bater?a, y Pato, una guitarrista que form? parte de los Hammer, otra banda de ficci?n que se mov?a por Zapopan y puntos aleda?os, entra en lugar del ?Mustaine?, y con algunos ensayos y mucho ejercicio todo queda listo para el regreso y emular las canciones que integraron aquel disco del que salieron mil copias que se movieron con tan buena respuesta por el subterr?neo mundial.
Pero en esa melancol?a pura por los ayeres estridentes, Yulian, divorciado debido a un fuerte video de su esposa y con una Ni?a, as? la llama ?l, guarda alg?n secreto digno de power ballad con Pato (alguna de Bon Jovi, por ejemplo, como el apodo glamero del tipo de los tacos con el que acude la banda), pero en el presente aparece la jovencita Brenda, quien es sobrina de su amigo due?o del taller Laminados Aceves, donde labora como ilustrador, y s?, con ambas la situaci?n se torna tan heavy como una canci?n de Pantera en pleno bombardeo, pero tambi?n en un cl?sico, que es el punto de partida, como esa belleza ruda de ?Helter Skelter?, de The Beatles.
Maldito Zapopan de rumores, porque tambi?n Barry, el guapo-feo vocalista tiene muchas cosas que explicar dada su intimidad abierta, pero eso ya ser?a desatar otros nudos que solo la novela puede proveer, sobre todo en el epicentro de la tocada con la que regresan. Ah? se van a juntar muchas historias reveladoras.
Ortu?o se va a las eddas y las sagas del metal, tanto del que vino de fuera como el de adentro. Y es lo interesante, que el narrador, Yulian, cita a dos de las mejores bandas del metal mexicano, cl?sicas y de las m?s aferradas con que se pueda recrear el ambiente subterr?neo: Transmetal: ?el monstruo de Michoac?n, unos g?eyes que hac?an un puto ruidero majestuoso de dinosaurio con n?useas? (p?g. 38) y a Khafra, una banda de Sonora que se la aplica a unos colegas, cerveza de por medio.
Destacan tambi?n la suerte de manuales o narrativas sobre el g?nero metalero y sus exponentes, por citar dos apartados, una que est? al inicio y otro con una filosof?a muy especial, un s?mil con la explosi?n que este denota. Cito dos ejemplos breves de ambas, por ejemplo, uno sobre Black Sabbath: ?Y ellos fueron los inventores de nuestro juego espec?fico? o sobre este g?nero en particular: ?La historia del metal es m?s breve que la de la guerra, pero su par?bola resulta similar? (p?g. 218). Ya merec?an los metaleros una novela como esta.
El autor va a presentar esta obra en la FIL Monterreyel jueves 13 de octubre a las 19:00, en la Sala D.