La pobrezano es destino
Este martes 20 marcará la celebración de un aniversario más del inicio de la Revolución en nuestro país. A 108 años de distancia, vale la pena recordar que fue la primera revolución social de la época moderna. Siete años después de su comienzo, México se refundó a través de una Constitución que consagró derechos fundamentales; trabajo, educación y salud fueron los ejes que durante décadas fueron abriendo paso a la construcción de una nación con ganas de salir adelante. Así, en estos días resulta indispensable subrayar que garantizar estos derechos, para todas y todos los mexicanos, sigue siendo lo más importante.
Hace un siglo, la cara de la pobreza en el país era completamente diferente a la actual. La marginación lastimaba a la mayoría de la ciudadanía, ya que la ausencia de infraestructura básica, la explotación laboral y la inseguridad alimentaria eran temas que marcaban el día a día nacional. Lamentablemente, cerca del 80% de la gente no sabía leer ni escribir y más de tres cuartas partas carecían acceso a una alimentación adecuada.
Gradualmente, la visión de justicia social generada a partir de la Revolución permitió la creación de instituciones que elevaron la calidad de vida de millones de personas. El Instituto Mexicano del Seguro Social, el INFONAVIT y la Compañía Nacional de Subsistencias Populares, fueron esfuerzos que se enfocaron al establecimiento de un piso mínimo, permitiendo superar carencias que antes parecían insalvables.
Si bien existen importantes retos en cuanto a la protección social universal y a los núcleos de pobreza extrema que hay en ciertas regiones de nuestro país, no cabe duda que hemos avanzado considerablemente en las décadas que han transcurrido desde aquel 1910.
La pobreza tiene un espectro completamente diferente, gracias a la institucionalización de la política social y al esfuerzo permanente entre sectores para no dar un paso atrás en la construcción de un país más incluyente. Así, entre 2012 y 2016, 2.2 millones de personas superaron la pobreza extrema, y el número de personas no pobres ni vulnerables aumentó en 4.5 millones.
La conmemoración de la Revolución Mexicana es una fecha para recordar a aquellos hombres y mujeres que forjaron el México moderno, pero también para tener presente uno de los principios que la motivó: la pobreza en la nación, y más en nuestros tiempos, no puede ser destino. Por eso, viendo hacia el mañana, debemos asegurar que esa lucha por erradicar la pobreza en todas sus formas no se quede en intenciones; todos juntos, debemos y podemos garantizar una vida digna para las presentes y las futuras generaciones.