Nuria Espert, José Sacristán, Concha Velasco, José María Pou...: últimos clásicos de la escena española

NURIA ESPERT: «Federico García Lorca ha marcado todo mi trayectoria» Mientras estudiaba música e idiomas, Nuria Espert (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1935) comenzó su andadura en el teatro amateur. A los 17 años sustituyó a Elvira Noriega en «Medea». Tras el éxito obtenido, decidió volcar su vida en el teatro, y, poco después, entró a formar parte de la Compañía Lope de Vega. En 1971 protagoniza «Yerma», un hito en su carrera, y la década siguiente abre horizontes debutando como directora de teatro y ópera. Entre sus muchos reconocimientos, ha obtenido el Premio Princesa de Asturias de las Artes. JOSÉ LUIS GÓMEZ: «Durante siglos mi profesión ha sido utilizada o rechazada» Doctor «honoris causa» por la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia Española (RAE), José Luis Gómez (Huelva, 1940) se formó y trabajó en Polonia, Estados Unidos, Francia y Alemania, entrando en contacto con figuras como Grotowski, Lecoq y Lee Strasberg. Durante su trayectoria ha combinado con acierto la interpretación, la dirección escénica y la gestión como codirector del Centro Dramático Nacional (CDN) y director del Teatro Español. En 1995 fundó el Teatro de la Abadía, al que se ha dedicado con intensidad hasta que este año ha pasado el testigo a Carlos Aladro. EMILIO GUTIÉRREZ CABA: «Nuestro maravilloso plantel de dramaturgos del Siglo de Oro no tiene parangón» Perteneciente a una de las grandes sagas teatrales de nuestro país, Emilio Gutiérrez Caba nació en Valladolid, en 1942, durante una gira de sus padres, Emilio Gutiérrez e Irene Caba. Participó en el aula de Teatro del Instituto San Isidro, semillero de brillantes actores. En 1962 se incorporó a la compañía de Lilí Murati, y, poco después, creó la suya, junto a Mª José Goyanes. También director escénico, tomó la batuta en «La mujer de negro», uno de sus mayores éxitos, recorriendo durante varias temporadas nuestra geografía. Miguel Albaladejo y Álex de la Iglesia le han rescatado para el cine, donde su primer papel protagonista fue en «Nueve cartas a Berta» (1966). JULIA GUTIÉRREZ CABA: «La respuesta del público siempre me ha animado. Sin él, el espectáculo no está acabado» Ha confesado Julia Gutiérrez Caba (Madrid, 1932), hermana de Emilio, que le gustaba mucho dibujar y no tenía nada claro ser actriz. Conocía la dureza del oficio por sus padres, y pensaba que quizá no estaría a la altura. Pero, en una gira de estos, en 1951, con Mariquilla la Terremoto, se lanzó en un papelito. Luego, ha señalado, «fui aprendiendo en la escuela del propio escenario». En 1970 formó compañía con su marido, el también actor Manuel Collado, pero tuvieron que cerrarla por problemas económicos. Premio Nacional de Teatro, entre otros, ha dado vida a personajes de dramaturgos de primera, como Chéjov, Mihura, O´Neill, Bernard Shaw... LOLA HERRERA:«Es mágico sentir la energía entre el escenario y el patio de butacas» Lola Herrera, nació en el barrio vallisoletano de Las Delicias en 1935. La misma ciudad en la que vio la luz su admirado Miguel Delibes, cuya obra «Cinco horas con Mario», supuso un antes y un después -la estrenó en 1979 y hoy la sigue representando- en la carrera de esta actriz incombustible que ha declarado: «La vida es la única que podrá retirarme». A los doce años ganó un concurso de canto y muy joven comenzó su andadura profesional en Radio Valladolid. Pero a mediados de la década de los cincuenta del pasado siglo se instala en Madrid para dedicarse a su pasión: la interpretación. Con veinte años sube a las tablas por vez primera en «El campanero», de E. Wallace, en el madrileño Teatro de la Comedia. De gran versatilidad, ha transitado por el drama y la comedia, por la gran y la pequeña pantalla. En la primera, inolvidable su valentía al abordar en el filme «Función de noche» sus problemas con su exmarido Daniel Dicenta. Participó en varios Estudio 1 y en la popular serie «Las chicas de oro». Premio Max, entre otros, entre sus últimas apariciones en escena, recordemos «En el estanque dorado». Ha publicado su autobiografía bajo el título «Me quedo con lo mejor». JOSÉ MARÍA POU: «Quien quiera ser millonario que no elija esta profesión» Ha protagonizado innumerables piezas bajo la batuta de prestigiosos directores. En ellas, José María Pou (Mollet del Vallés, Barcelona, 1948) ha insuflado su potente presencia y su sabiduría interpretativa a múltiples personajes: los últimos, el capitán Ahab y Cicerón. Veló armas en el teatro amateur y, cuando todavía estudiaba en la RESAD, debutó en la escena profesional en 1968 con el mítico «Marat-Sade», dirigido por Adolfo Marsillach. Nada más terminar sus estudios en 1970, le fichó la compañía del Teatro Nacional María Guerrero, que considera su segunda escuela. Ya con una consolidada trayectoria actoral («El rey Lear», «Espectros», «Las tres hermanas», «La verdad sospechosa»...) afrontó un nuevo reto: interpretar, producir y dirigir «La cabra», de Albee. En su carrera, repleta de galardones, ha participado en numerosos filmes y series televisivas. JOSÉ SACRISTÁN: «Mi "método" es mitad Stanislavski y mitad la Niña de los Peines» Nacido en la localidad madrileña de Chinchón en 1937, ha confesado, socarrón, que se mantiene joven por los ajos de su pueblo. Aprendiz de mecánico de coches, cuando hacía la mili en Melilla decidió dar rienda suelta a su vocación de actor y se enroló en grupos de teatro aficionado. A comienzos de los años sesenta debuta en el profesional con «Los ojos que vieron la muerte», de Agatha Christie. Desde ese momento, combina teatro, televisión y cine. En este último medio, estuvo ligado al «landismo», del que no reniega, y, luego, a partir de la Transición dio un giro con películas como «Un hombre llamado flor de otoño», que le valió la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, y «Asignatura pendiente», de José Luis Garci, que traspasó lo cinematográfico. Autodidacta y poseedor de variados registros, entre sus éxitos en las tablas, recordemos «Yo me bajo en la próxima ¿y usted?»; el musical «El hombre de la Mancha»; «La muerte de un viajante» -Arthur Miller es uno de sus autores favoritos-; «El loco de los balcones»; «Muñeca de porcelana» y «Señora de rojo sobre fondo gris». TINA SAINZ: «Nunca me ha preocupado que el papel fuera corto o largo» A los 16 años entró a trabajar como modista. Pero el mundo del teatro no le resultaba ajeno. Su padre era apuntador, y pronto hizo su primera prueba, debutando en las tablas -que ha sido su escuela- en 1960 con Los años del Bachillerato, pieza a la que poco después siguieron, entre otras, «La camisa» y «Los buenos días perdidos». Casi paralelamente, Tina Sainz (Madrid, 1945) -sus íntimos la llaman «Tinita»- es asidua de programas teatrales televisivos, como Estudio 1. En 1967 comienza en el cine con «Los chicos con las chicas». Después, en TVE presenta el concurso «Juego de niños» y es actriz de reparto en series como «Compañeros». Entre otros premios, tiene la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes. JULIETA SERRANO: «Cuando empecé era muy insegura. No creía en mí» El pasado año, Julieta Serrano (Barcelona, 1933) se hizo acreedora del Premio Nacional de Teatro. Sus abuelos tenían una compañía de zarzuela, y le animaron a estudiar teatro, aunque su padre le advirtió que debía ser para ella solo un «hobby». Por suerte, no le hizo caso y empezó su idilio con las tablas en los años cincuenta de la mano de los directores Miguel Narros y José Luis Alonso. En el reciente filme «Dolor y gloria» se ha reencontrado con Pedro Almódovar, y su última obra representada ha sido «Dentro de la tierra», de Paco Bezerra. CONCHA VELASCO: «La mejor escuela para una actriz es la vida» Luchadora nata, se ha batido el cobre en el escenario y en la vida. La vallisoletana (1939) acaba de recibir el Max de Honor, que se suma a un sinfín de reconocimientos. Tras estudiar Danza en Madrid -su padre era militar-, sus comienzos son en el flamenco y la revista. Debuta a los 15 años en el cine, y poco después se convierte en la «chica ye-ye» y en la reina de la comedia. Pero Concha Velasco supera cualquier encasillamiento. Ha encarnado desde Santa Teresa hasta Hécuba y Juana La Loca.