El regreso del SME
Ayer el gobierno de Hidalgo anunció la puesta en marcha de una nueva inversión. Se trata nada más y nada menos que la construcción de la Central de Ciclo Combinado Juandhó en municipio de Tetepango a cargo de la cooperativa Luz y Fuerza del Centro, el ex organismo público descentralizado, ahora convertido en compañía privada.
Con más de 16 mil agremiados, muchos de ellos en Hidalgo, la resistencia de más de siete años desde aquel 2009 cuando el entonces Presidente Felipe Calderón ordenó su extinción como gremio, derivó en la conformación de lo que es ahora la cooperativa socia de empresas foráneas que busca ser proveedor de energía y vender tanto al gobierno como a la iniciativa privada.
Bajo la tutela de su siempre líder, el hidalguense Martín Esparza Flores, la empresa de los ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro busca posicionarse en Hidalgo como la principal surtidora del recurso energético.
Su cercanía con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, producto de su abandono del sistema priista que les prometió resurgir en 2012 con la llegada de Enrique Peña Nieto a Los Pinos, situación que no ocurrió, los hace una organización fuerte y sólida, de nuevo a ser tomados en cuenta.
Esparza Flores, quien también mantiene cercanía con la actual secretaria de Energía, Rocío Nahle, se dio el lujo de irse y volver de su estado tras años de pleitos legales, conflictos laborales, demandas y acusaciones que persisten hasta la fecha, y ayer, colocar la primera piedra de una planta que presume una inversión de 10 mil millones de pesos.
Lo anterior, pese a que desde 2017, y hay que decirlo, el presidente de la Asociación de Jubilados de Luz y Fuerza, Reynaldo Delgadillo, afirmó que desde 2009 Esparza Flores no ha rendido cuentas del patrimonio de lo que fue el sindicato ni de los donativos en efectivo que el SME recibió durante estos años de ayudas solidarias, tanto de organismos nacionales como internacionales.
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